EL PILAR VIEJO DE ABLA EN LA EXPOSICIÓN PICTÓRICA "LAS FUENTES DE LA PROVINCIA"
Díptico informativo de la exposición pictórica
Ha sido clausurada la exposición monográfica de pintura, titulada "Las fuentes de la provincia", que ha tenido lugar desde el 07 al 23 de abril en el Patio de Luces de la Diputación Provincial de Almería. El autor de la colección pictórica expuesta es el pintor García Serrano, nacido en Granada y formado artísticamente en Francia. Actualmente reside en Almería.
Dentro de la tipología de fuentes, enmarcadas en el ámbito provincial almeriense, merece resaltar, entre otras, "las fuentes de caños con pilar", donde el artista recrea el agua emanada del propio caño para la provisión de cántaros, con destino a uso doméstico, y que comúnmente vierte en un pilar, empleado como abrevadero de animales. Entre las obras seleccionadas, en esta sección, despierta la atención: la fuente del Deseo de Dalías, la de la Mora de Mojácar, la del Oro de Berja y el Pilar Viejo* de Abla.
El caño local plasmado en el lienzo es el conocido, popularmente, como "el caño de la cruz, ubicado en la plaza Cruz de S. Juan. En el dibujo aparece representado el conducto hidráulico férreo, emanando un caudal fluido, que vierte en una pila de piedra laborada. El artista ha sabido recrear con maestría la variedad de matices (pétreo y metálico) con la transparencia del agua en movimiento, imbuyendo un ambiente naturalista.
En este cuadro temático de la arquitectura del agua, donde el líquido elemento y arquitectura se conjugan, aparece reflejada una imagen paisajista, concretamente un paisaje urbano abulense. En el lienzo se advierte cómo la gama de luz y color aparecen plasmados con texturas sólidas, predominando los matices cálidos y luminosos. El resultado del pincel es una fuente viva con agua fresca, que invita a aplacar la sed del espectador.
* La vieja pila aprovechada proviene del antiguo humilladero, conocido como la Cruz de S. Juan (s. XVI). Para la construcción del citado caño, hacia los años cincuenta (s. XX), se reaprovechó su pedestal, recortándose la altura de la piedra paralelepipédica, igualmente se amplió la boca y se practicó un orificio lateral de desagüe. Testimonios vecinales señalan, que en el mismo se advertían inscripciones latinas y algunas opiniones lo identifican con el pedestal del emperador Vespasiano (s. I), cuyo epígrafe recogen los historiadores Lafuente Alcántara y Tapia Garrido.